
Toca salir corriendo
Hoy, ha sido uno de esos días en los que el hiperinsulinismo congénito te recuerda que es completamente imprevisible.
Y de vez en cuando, vuelven los nervios…
Vuelven cuando el glucómetro arroja un valor bajo.
Vuelven cuando ves que tu hija está-pero-no-está… porque está físicamente, pero su mirada está completamente perdida…
Vuelven cuando ves que no consiente en tragar…
Y cuando toca ir corriendo a por el glucagón.
Vuelven cuando preparas la mezcla con las manos temblorosas.
Vuelven cuando inyectas la medicación conteniendo la respiración.
Vuelven cuando a pesar de todo lo que has corrido, empiezan las convulsiones.
Y de vez en cuando, vuelven los miedos…
Vuelven cuando no sabes si lo que está pasando le estará causando daños cerebrales.
Vuelven cuando no sabes si será la misma cuando regrese.
Vuelven porque quizás nunca se fueron…
Y de vez en cuando, el HI te lo recuerda.
Hoy el glucómetro no arrojaba un valor especialmente bajo, al menos no para que los síntomas fueran los que han sido.
Ni para que la noche acabara en el hospital.
Quizás las manos estaban sucias… la verdad, no me he parado a limpiarlas.
Cuando los síntomas son graves, hay que actuar con rapidez.
Después ya habrá tiempo para sentir la incertidumbre, los nervios, los miedos…
Y de nuevo, llegará la calma.
Siempre llega.
