
Nuestro cerebro depende de un suministro constante de glucosa para funcionar adecuadamente. Cuando la cantidad de energía que le llega es insuficiente, se producen una serie de síntomas que varían en función de la persona y de cómo de bajo sea el nivel de azúcar alcanzado.
En las hipoglucemias más severas es posible que la persona llegue a convulsionar. Esto es aún más común en niños.
La persona puede realizar movimientos bruscos, ponerse tensa e incluso llegar a caerse. Por eso, no solo tendrás que tratar la hipoglucemia, sino que además deberás proteger a la persona que la está padeciendo.
Primeros auxilios para las convulsiones causadas por bajadas graves de azúcar
- No contengas ni inmovilices a la persona. Aparta cualquier objeto que haya su alrededor, especialmente si puede lastimarla.
- Acuéstala de lado, asegurándote que nada bloquea su nariz o su boca y, si es el caso, aflójale las prendas apretadas para que pueda moverse y respirar con facilidad.
- Si puedes, colócale algo debajo de la cabeza como un cojín, una toalla o un abrigo enrollados.
- No le metas nada en la boca, ni dejes que nadie lo haga. Jamás des líquidos o alimentos a alguien que está teniendo una convulsión: podrían irse hacia los pulmones y provocar una situación aún más grave.
- Adminístrale el glucagón. Para hacerlo de forma segura, deberías intentar que no se mueva mientras lo inyectas. Una vez aplicado, no detengas los movimientos y espera a que sea el glucagón el que los frene.
- Solo cuando estos hayan parado, controla el nivel de azúcar en sangre para saber cómo está la persona.

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Recuerda que una hipoglucemia severa es una situación de emergencia y requiere atención inmediata.
Si padeces o convives con las bajadas de azúcar es conveniente estar preparado para cualquier eventualidad.
La Otra Cara de la Insulina os recuerda que no somos médicos.
Si tienes cualquier duda sobre el tratamiento a seguir,
consulta con profesionales sanitarios cualificados.