Para que nuestro cuerpo funcione correctamente, necesitamos un suministro constante de energía. La mayor parte la proporciona la glucosa.
La glucosa es un tipo de «azúcar» que actúa como combustible principal de la mayoría de los órganos y de los tejidos de nuestro cuerpo.
A pesar de que no existe un consenso sobre cuál es el umbral de los valores de glucemia, en general se acepta que los niveles de azúcar en sangre deberían situarse por encima de 70 mg/dl (3,89 mmol/L). Por eso, una hipoglucemia es un descenso de la cantidad de glucosa en sangre por debajo de esos valores.
En otras palabras: una hipoglucemia es una «bajada de azúcar».
En una «bajada de azúcar» una persona pasa de encontrarse bien a experimentar sensaciones molestas. Estas son señales de alerta de nuestro cuerpo ante la escasez de glucosa en sangre.
¿Qué síntomas tiene una hipoglucemia?

En las hipoglucemias leves los síntomas pueden ser muy variados: mareos, nerviosismo, sudoración, dolor de cabeza, visión borrosa, cansancio, palidez, irritabilidad, hambre, temblores, cambios de humor, somnolencia, debilidad…
En los casos de hipoglucemias graves a menudo suele necesitarse la ayuda de otra persona para tratar los síntomas ya que puede producirse confusión, desorientación, pérdida de conciencia o convulsiones.
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¿Cómo se puede detectar una hipoglucemia?
Los niveles bajos de azúcar en sangre se confirman mediante la realización de una glucemia capilar.
Sin embargo, es muy importante aprender a detectar los síntomas de las hipoglucemias para poder corregirlas rápidamente.
Si una hipoglucemia no se corrige adecuadamente, puede llegar a causar daños neurológicos, coma e incluso la muerte.
Si tu hijo tiende a sufrir hipoglucemias es importante que aprendas a detectar cuanto antes qué síntomas suele tener para poder actuar con rapidez.
Además, en el caso del hiperinsulinismo congénito (HI), es aconsejable hacer todo lo posible por mantener sus valores por encima de 70 mg/dl (3,89 mmol/L).
¿POR QUÉ?
La mayoría de nuestros «bombones sin azúcar» están muy acostumbrados a que su cuerpo funcione con valores inferiores a 70 mg/dl (3,89 mmol/L). Eso significa que su organismo suele funcionar por debajo de lo recomendable y por eso es bastante frecuente que no muestren los síntomas de hipoglucemias leves. Sin embargo, que no suelan mostrar dichos síntomas no significa que sus cerebros no estén sufriendo. Lo que ocurre es que pasan de una aparente normalidad a un sufrimiento extremo.
Por ponerte un ejemplo, mi hija ha estado en varias ocasiones jugando tan tranquila y de repente se ha puesto a convulsionar. En todos los casos, el glucómetro marcaba valores por debajo de 37 mg/dl (2,05 mmol/L).
Es obvio que su cerebro no estaba tan tranquilo como aparentaba.
Es fundamental que nuestros niños aprendan a verbalizar cuándo no se sienten bien.
Especialmente mientras no sean autónomos para controlar su enfermedad, ya que así pueden buscar la ayuda de un adulto cuanto antes: en las hipoglucemias los segundos cuentan.
También es esencial que cualquier persona que se pueda quedar con nuestros bomboncitos sepa cómo actuar ante una hipoglucemia. Sobre todo aquellas que pasan más tiempo con ellos.
Actualizado: 13/05/2019
Nadie quiere cruzarse con una enfermedad en su vida, y mucho menos si se trata de la de un hijo. Sin embargo, hay veces en las que las tormentas dan paso a días radiantes.
Esta es la historia de nuestro propio camino hacia la felicidad.
La Otra Cara de la Insulina os recuerda que no somos médicos.
Si tienes cualquier duda sobre el tratamiento a seguir,
consulta con profesionales sanitarios cualificados.