Las hipoglucemias se cruzaron en mi camino en 2011.
Llegaron de la mano de mi primera hija: Paula.
A las pocas horas de convertirme en mamá, mi mundo cambió por completo y se llenó de controles de azúcar, sondas, vías, medicamentos por un tubo…
Y finalmente el diagnóstico: hiperinsulinismo congénito (HI).